En un contexto golpeado por la pandemia y por la crisis económica, son más las personas que apuestan por el consumo consciente.
A nivel internacional, se escuchan con mayor estruendo las nuevas tendencias ecológicas dentro de la industria de la moda: creaciones a partir de descartes, la revalorización de prendas vintage y las nuevas tecnologías para crear textiles biodegradables, entre otras.
Estas tendencias se combinan con las necesidades funcionales de la sociedad y los nuevos puntos de venta virtuales en donde las marcas apuestan por aplicar estrategias de marketing “transparentes”.
En Argentina, son más las y los consumidores que, conscientes del estado de emergencia sanitaria, económica y sustentable, apuestan por adquirir productos de diseñadores independientes y nacionales.
Marcas que bajo el ideal del Slow Fashion, deciden vender sus productos bajo pedido o en cantidades limitadas y que aseguran la calidad en el diseño de sus prendas.
Con la cuarentena obligatoria y la imposibilidad de recurrir a locales y showrooms, los emprendedores debieron conquistar a sus consumidores mayormente por medio de las redes sociales.
En esta nueva realidad donde la virtualidad tiene un rol protagónico, en donde ya no se pueden realizar desfiles masivos, presentaciones y encuentros sociales, la comunicación y la transparencia fue una estrategia clave.
En muchas ocasiones fueron los mismos diseñadores quienes apostaron a compartir el desarrollo de los artículos: desde el proceso creativo; las elecciones de los textiles y avíos; las muestras y demás hasta llegar a la realización del producto final.
También hay quienes optaron por hacer partícipe del diseño de sus colecciones a sus seguidores con el fin de incrementar la comunicación e interacción con los mismos.
Esta estrategia es relevante además para transmitir seguridad y mostrar la higiene de los productos que llegan a los clientes.
A su vez, el manifiesto de consumir diseño local y apoyar a la industria argentina, gana cada vez más atención y popularidad.
Es importante destacar que son más las marcas que buscan visibilizar también a la mano de obra. Un ejemplo de esto, son las etiquetas que aclaran el nombre de la persona que confecciona las prendas de vestir. Esta estrategia funciona como valor agregado para sus usuarios, así estos puedan relacionarse mejor con la marca y concientizarse sobre la importancia de no consumir trabajo esclavo de talleres clandestinos que aún hoy en día siguen existiendo en Argentina.
Es una realidad que el sector de la indumentaria cayó considerablemente debido a la pandemia. Según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), ésta se vio afectada por la escasez de materia prima, las cuarentenas, el aumento del dólar y el poder adquisitivo de los consumidores. Sin embargo, lentamente la industria de confección de indumentaria en Argentina comienza a normalizar su producción y afortunadamente son cada vez más las personas que eligen consumir y crear conscientemente apoyando a la industria nacional y aportando así a la visibilización y concientización de modelos más sustentables y respetuosos con el entorno.
Carolina Sigal
Argentina